Trece eurodiputados piden luz (y taquígrafos) a la UER: ¿está Eurovisión en crisis de credibilidad?

Photo: Corinne Cumming (EBU)

Apenas hemos terminado de digerir los estilismos imposibles, los memes y las baladas balcánicas de Eurovisión 2025, cuando el Festival se enfrenta ahora a un nuevo reto: demostrar que no hay trampa ni cartón. Y no lo decimos nosotros: trece eurodiputados de diferentes países y grupos políticos han enviado una carta formal a la Unión Europea de Radiodifusión (UER) expresando su preocupación ante “irregularidades vinculadas” a la última edición del certamen.

Y no, no es una pataleta de fans con síndrome post-votación. Hablamos de representantes de España, Francia, Irlanda, Eslovenia, Finlandia, Chipre y Grecia, que han decidido poner negro sobre blanco lo que muchos espectadores ya venían murmurando por redes: ¿puede un concurso que presume de celebrar la diversidad ser manipulado por intereses políticos y estatales?

Cuando las sospechas ya no caben en un hilo de Twitter

La misiva parlamentaria, a la que ha tenido acceso la prensa europea, subraya una creciente desconfianza tanto por parte del público como de varias emisoras nacionales, especialmente por lo que consideran un posible uso político y promocional de la candidatura de Israel, así como inconsistencias en los datos del televoto.

Entre los ejemplos más llamativos, se cita el caso de la radiotelevisión flamenca (VRT), cuyos informes sobre los años 2023 a 2025 detectan “disparidades inexplicables” entre audiencia y participación. Además, se recuerda que RTVE ha solicitado una auditoría independiente del televoto español, lo que ya de por sí no es poca cosa.

Y por si todo esto fuera poco, los eurodiputados señalan la implicación directa de Lapam (la agencia de publicidad del gobierno israelí) en la campaña pro-Eurovisión 2025 de su país. El año anterior, recuerdan, el propio Ministerio de Asuntos Exteriores israelí también había participado. Todo esto, advierten, podría violar el principio de neutralidadque exige la UER a las televisiones participantes.

¿Eurovisión o geopolítica con luces de neón?

Según la carta, lo que está en juego no es solo un trofeo en forma de micrófono de cristal, sino la credibilidad de la UERy la confianza del público en un festival que debería ser un espacio libre de interferencias políticas. Porque sí, Eurovisión es música, cultura, emoción… pero también millones de votos, campañas de marketing y, a veces, algo más que confeti.

Por eso, los eurodiputados exigen a la UER una batería de medidas que suenan más propias de un reglamento institucional que de un concurso musical:

  • Publicación desglosada de todos los votos por país, método y ronda.
  • Posibilidad de auditoría independiente.
  • Prohibición de campañas gubernamentales para promocionar candidaturas.
  • Transparencia absoluta en los contratos de patrocinio.
  • Análisis detallado del actual sistema de votación.
  • Reformas estructurales para evitar influencias políticas externas.

El telón aún no ha caído

Uno de los impulsores de esta iniciativa, el esloveno Matjaž Nemec, ha compartido la petición en sus redes, acusando al festival de convertirse en «propaganda estatal» y exigiendo “transparencia e integridad”. Por España, se han sumado Ana Miranda (BNG) y Vicent Marzà (Compromís).

La pelota está ahora en el tejado de la UER, que deberá responder, no ya con una rueda de prensa colorida ni con una gala de reconciliación, sino con datos, reformas y mucha pedagogía democrática. Porque si Eurovisión quiere seguir siendo una fiesta, más vale que los fuegos artificiales no oculten el humo.

Fuente: RTVE

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