España se planta: RTVE condiciona su participación en Eurovisión 2026 a la expulsión de Israel

España ha decidido decir basta. El Consejo de Administración de RTVE ha aprobado este martes que el país no participará en Eurovisión 2026 si la Unión Europea de Radiodifusión (UER) permite la presencia de Israel en el certamen de Viena. La decisión, impulsada por el presidente de la Corporación, José Pablo López, convierte a España en el primer país del Big Five en trazar una línea roja frente a la masacre en Gaza.
El acuerdo, respaldado por una amplia mayoría del Consejo —con 10 votos a favor, 4 en contra (todos propuestos por el PP) y una abstención—, supone un golpe simbólico en la historia eurovisiva española: por primera vez en más de seis décadas, la delegación podría quedarse fuera del mayor evento musical de Europa.
Desde RTVE subrayan que la medida no afectará al Benidorm Fest, el certamen nacional que ha consolidado su identidad propia como escaparate del pop español. La preselección seguirá adelante, aunque su ganador podría no pisar el escenario de Viena si Israel no es apartado de la com
Un precedente entre los grandes
España se une así a Irlanda, Eslovenia, Islandia y Países Bajos, pero da un paso más al ser miembro fundador y gran contribuyente económico del festival. Hasta ahora, solo tres países —España, Reino Unido y Suecia— nunca se habían retirado de Eurovisión. Si finalmente RTVE cumple su amenaza, sería la primera ausencia española en la historia del certamen.
Mientras tanto, la UER examina el caso con pies de plomo. Reunido en Dubrovnik, el Grupo de Referencia del festival ha reconocido las “preocupaciones” expresadas por varias emisoras y pospone cualquier decisión hasta diciembre, cuando la asamblea general deberá votar la continuidad o expulsión de Israel. Según el organismo, las circunstancias “exceden el marco técnico del concurso”, aunque admite estar evaluando los posibles efectos de cualquier movimiento.
Por su parte, el director de la emisora pública israelí KAN, Golan Yochpaz, ha respondido tajante: “Israel no debe retirarse. Eurovisión es un evento cultural, no político”. Una frase que, en este contexto, suena a todo menos apolítica.
El voto que desató la tormenta
En Basilea 2025, la representación israelí con Yuval Raphael y su tema New Day Will Rise —compuesto por Keren Peles— obtuvo la máxima puntuación del televoto: 297 puntos, incluidos los 12 de España. El éxito popular contrastó con las crecientes protestas fuera del recinto, donde miles de manifestantes reclamaron su expulsión del festival.
Tras el certamen, RTVE envió una carta a la UER solicitando un debate urgente sobre la presencia de Israel, al considerar que el televoto está condicionado por la geopolítica actual y podría desvirtuar el espíritu del concurso. No era la primera vez que la cadena tomaba posición: antes de la emisión de la final, RTVE insertó un rótulo que decía: “Frente a los derechos humanos, el silencio no es una opción. Paz y justicia para Palestina.”
Un festival entre notas y heridas
El debate sobre la neutralidad de Eurovisión no es nuevo, pero la guerra en Gaza, con más de 65.000 víctimas mortales según fuentes locales, ha reabierto un dilema ético dentro del propio corazón del certamen. Lo que antes se consideraba un “evento musical”, hoy es un espejo incómodo de la política internacional.
Con la decisión de RTVE, España se convierte en voz disonante dentro del Big Five, recordando que incluso la música tiene un límite cuando las bombas suenan más fuerte que las canciones.
Fuente: RTVE