Suecia se desmarca del boicot: SVT defiende su neutralidad ante el pulso por Israel en Eurovisión 2026

Mientras una ola de emisoras públicas europeas amenaza con boicotear Eurovisión 2026 si Israel sigue en la lista de participantes, Suecia ha optado por marcar perfil propio.
La directora de programas de SVTAnne Lagercrantz, ha dejado claro que el canal no se sumará a ninguna campaña de retirada y que su participación “no debe interpretarse como una postura política”.

“SVT es independiente. No tomamos partido político. Las decisiones sobre nuestra participación en el ESC no deben verse como apoyo ni rechazo a ningún otro país”, escribió Lagercrantz en un correo a Kulturnyheterna, el área cultural de la televisión sueca.

Una declaración que llega en pleno terremoto mediático tras las decisiones de España, Irlanda, Islandia, Eslovenia y Países Bajos de condicionar su presencia en el certamen de Viena a la posible exclusión israelí.

Tres condiciones básicas” para seguir cantando

Lagercrantz ha detallado los principios mínimos que, según SVT, deben cumplirse para garantizar su participación.
En su lista figuran tres elementos tan razonables como utópicos:

  1. una amplia unión europea en torno al festival,
  2. garantías de seguridad para artistas y público,
  3. y, sobre todo, que el concurso se mantenga “tan apolítico como sea posible”, de acuerdo con las normas de la Unión Europea de Radiodifusión (UER).

“La participación de SVT está condicionada a que esas bases estén aseguradas. Nos tomaremos el tiempo necesario para escuchar a la UER y a los demás miembros”, añadió la directiva.

En otras palabras: Suecia no boicotea, pero tampoco firma nada con los ojos cerrados.

El recuerdo de Rusia y la línea que divide los casos

La posición de SVT ha despertado comparaciones con la expulsión de Rusia en 2022, tras la invasión de Ucrania.
Entonces, la exdirectora general Hanna Stjärne pidió abiertamente a la UER que eliminara a Moscú del concurso.
¿Por qué actuar diferente ahora?

Lagercrantz lo explica sin rodeos:

“Las televisiones rusas eran parte del Estado, de su maquinaria propagandística. No son independientes. Israel, en cambio, tiene un sistema mediático distinto”.

Dicho de otro modo: para Suecia, el conflicto actual es una zona gris, y la prioridad es preservar la independencia informativa del servicio público, no dictar política exterior con canciones de tres minutos.

Un festival atrapado entre micrófonos y moral

El Eurovision Song Contest 2026 se ha convertido en un tablero donde los valores del entretenimiento, la ética y la diplomacia compiten por el mismo punto.
Mientras la UER prepara una votación extraordinaria en noviembre para decidir si Israel puede seguir, los países miembros se dividen entre el compromiso artístico y la presión política.

Y en medio del ruido, Suecia entona su propio estribillo:
neutralidad, diálogo y prudencia nórdica.
Porque si algo domina SVT mejor que nadie, es la habilidad de cantar sin desafinar… incluso cuando el escenario se tambalea.

Source: SVT

También te podría gustar...

Deja una respuesta