San Marino vuelve al juego: el pequeño Titán quiere su gran noche en Eurovisión 2026

Parece que San Marino no solo ha probado el sabor de la gloria eurovisiva, sino que le ha cogido gusto. Tras el éxito mediático del año pasado, la San Marino RTV, dirigida por Roberto Sergio, ha anunciado la segunda edición del San Marino Song Contest, que se celebrará entre el 3 y el 7 de marzo de 2026.

El país más pequeño de Europa con aspiraciones eurovisivas (y uno de los más persistentes, todo hay que decirlo) no se conforma con ser noticia una vez al año: ahora apuesta por un formato ambicioso con dos semifinales y una gran final en directo. Porque si vas a soñar con Eurovisión… que sea a lo grande.

Dos semifinales, veinte artistas por noche y un billete a Viena

La final del San Marino Song Contest 2026 se celebrará el sábado 7 de marzo en el Teatro Nuovo de Dogana, retransmitida por San Marino RTV y Radio San Marino. De ahí saldrá el representante que viajará a Viena, sede del Eurovision Song Contest 2026, que se celebrará del 12 al 16 de mayo.

Pero antes, el camino será largo y televisado. Por primera vez, San Marino adopta el modelo Eurovisión con dos semifinales (3 y 4 de marzo), en las que 40 artistas competirán por una plaza en la final. Los participantes provendrán de la fase “Dreaming San Marino Song Contest”, organizada por Media Evolution, una especie de cantera musical que suena más a Eurovision bootcamp que a preselección local.

De las semifinales saldrán 10 artistas emergentes, que se unirán a 10 artistas consagrados en una final de 20 competidores. Una mezcla de rookies y veteranos que promete drama, emoción y, con suerte, alguna balada épica sobre la libertad interior o las estrellas.

San Marino, una televisión pequeña con grandes reflejos

El éxito del SMSC 2025 —con picos de audiencia históricos para el canal y una notable repercusión internacional— ha convencido a la televisión pública del Titán de que la fórmula funciona.
Y, fieles al refrán de “equipo ganador no se toca”, repiten los responsables:
Massimo Bonelli en la dirección artística, Cristiano D’Alisera en la realización, Marco Lucarelli en la dirección de fotografía y Marco Calzavara en la escenografía. Todo ello bajo el amparo de la Segreteria di Stato per il Turismo.

Un equipo más que sólido para un país con menos habitantes que algunos barrios de Madrid, pero con una ambición musical que haría palidecer a más de una televisión pública europea.

De la microescena al macroespectáculo

Lo que hace apenas unos años parecía un experimento curioso se ha convertido en un evento eurovisivo de referencia, especialmente en redes sociales. San Marino, el eterno outsider que pasa más tiempo explicando dónde está que celebrando victorias, ha logrado hacerse un hueco en el mapa eurovisivo con una propuesta moderna, televisiva y perfectamente exportable.

Y si algo ha demostrado la historia del festival es que no hay sueño demasiado pequeño ni país demasiado diminuto para una buena canción.

Fuente: RSMTV

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