¿Qué fue de David Civera, el de “Dile que la quiero” y el peinado de punta?

Corría el año 2001. España aún pagaba en pesetas, Chenoa debutaba en Operación Triunfo y Eurovisión era un ritual nacional de resignación y paella. Hasta que llegó él: David Civera, un joven de Teruel con camiseta ajustada, movimientos de cadera y una sonrisa que no cabía en pantalla.

Con “Dile que la quiero”, escrita por Alejandro Abad (sí, el de Mi música es tu voz), nos plantamos en Copenhague y conseguimos un sexto puesto que supo a medalla de oro. Entre tanto drama balcánico y diva escandinava, un español bailando como si estuviera en Sorpresa Sorpresa causó sensación.

El single arrasó en España. Número 1 en Los 40, triple disco de platino, actuaciones a tutiplén en galas de TVE, y una legión de fans con carpeta. Parecía imparable. Y durante un tiempo, lo fue.

🎵 Después del boom: la era dorada del David popstar

Tras Eurovisión, Civera se subió a la ola y publicó disco tras disco como si no hubiera mañana. Y todos vendían:

  • Dile que la quiero (2001): debut triple platino.
  • En cuerpo y alma (2002): con el hit “Que la detengan”, otro clásico de orquesta.
  • La Chiqui Big Band (2003): viraje a lo retro, éxito de nuevo.
  • Perdóname (2005), Ni el primero ni el último (2006), No bastará (2007), Podemos elegir (2009)…
  • Hasta Versión Original en 2013, con versiones de clásicos de cine.

Lo suyo era el pop latino sin complejos. Un Camilo Sesto 2.0, pero con abdominales.

El chico también sabía bailar (y ganar realities)

En 2005, mientras Bisbal seguía soltando rizos, Civera se llevó el trofeo de ¡Mira quién baila! a casa. No solo cantaba: también bailaba con precisión quirúrgica. Años después, en 2008, presentó el concurso musical Superstar, y no ha dejado de aparecer en programas, homenajes y festivales.

En 2016, celebró 15 años de carrera con un recopilatorio y una gira nostálgica. Sin grandes titulares, pero con las entradas agotadas por fans fieles, de los que aún se acuerdan de la coreografía del “dile que la quiero” con las manos.

¿ Y ahora?

En 2007 se casó con Ana María, su novia de toda la vida, y se instaló de nuevo en Teruel, donde ha criado a sus dos hijos alejado del ruido del famoseo. No se retiró del todo, pero bajó el volumen. En vez de reality tras reality, optó por conciertos puntuales, singles esporádicos y una vida tranquila en la llamada “España vaciada”, que él ha llenado de música.

En 2022 volvió con “Mundo diverso”, un tema con mensaje social, y en 2023 lanzó el single “Entre amigos”. No ha parado: simplemente ha aprendido a seguir sin necesidad de trending topics ni alfombras rojas.

¿Y el legado?

David Civera es, a estas alturas, uno de los últimos supervivientes de la era dorada del pop español post-Eurovisión. Nunca renegó de su pasado festivalero, nunca se disfrazó de algo que no era, y jamás se metió en líos de platós. Ganó su público con simpatía, melodías facilonas y un dominio escénico que ya querrían muchos de los “nuevos talentos” que se ahogan tras un TikTok.

Si hay justicia en este mundo, el nombre de David Civera seguirá sonando en cualquier lista que hable de grandes eurovisivos, artistas coherentes y triunfadores que supieron frenar antes de estrellarse.

Porque sí: le seguimos queriendo.

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