NRK no se suma (por ahora) al boicot: “Eurovisión necesita reflexión, no impulsos”

Mientras países como España, Irlanda, Eslovenia o Países Bajos ya han anunciado su intención de boicotear Eurovisión 2026 si Israel sigue en la competición, la televisión pública noruega (NRK) ha decidido optar por un enfoque más… escandinavo: mantener la cabeza fría y pedir un debate estructurado dentro de la UER antes de tomar partido.
La cadena reconoce la gravedad de la guerra en Gaza y las presiones internas que ha recibido para retirarse —incluido un manifiesto firmado por 11 ex-empleados de NRK—, pero defiende que su papel como medio público exige prudencia, independencia y rigor democrático.
“Entendemos la frustración y la impotencia que muchos sienten, pero nuestro deber es actuar con principios. NRK debe ser primero periodista, y luego participante”, ha señalado la emisora en un comunicado.
Las tres preocupaciones de NRK: reputación, votos y seguridad
NRK ha identificado tres frentes críticos en el debate sobre la presencia de Israel en Eurovisión:
- El prestigio del concurso, que podría verse afectado si la participación israelí provoca una pérdida de confianza del público.
- La integridad del sistema de votación, tras constatarse intentos de campañas organizadas desde Israel para influir en los resultados.
- La seguridad del evento, donde la presencia de guardias armados en torno a delegaciones y recintos “distorsiona el espíritu festivo que debería tener Eurovisión”.
“Eurovisión no puede convertirse en una zona de seguridad internacional. La música no debe necesitar escoltas”, apuntan desde NRK con ironía nórdica.
La cadena ha pedido a la Unión Europea de Radiodifusión (UER) revisar el sistema de votación para blindarlo ante manipulaciones y garantizar un entorno seguro y políticamente neutral.
Ni boicot ni silencio
Aunque muchos esperaban un gesto contundente, NRK rechaza el boicot inmediato, convencida de que sería una medida más simbólica que eficaz. Según la emisora, su misión es mantener el equilibrio entre informar sobre la guerra y participar en el certamen.
“En la guerra somos observadores; en Eurovisión, participantes. Si mezclamos ambos roles, perderemos credibilidad”, subraya el comunicado.
La dirección de NRK confía en una decisión colectiva dentro de la UER, “resultado de un proceso democrático que respete la independencia editorial de cada medio público”.
Una postura fría en un debate caliente
En otras palabras, mientras algunos países levantan la voz, Noruega prefiere levantar la ceja. Cree que la solución pasa por el debate, no por el abandono. Y aunque no descarta cambiar de opinión, deja claro que no será por presión mediática.
Al fin y al cabo, esto es Eurovisión, no un consejo de guerra. Y NRK, fiel a su estilo, prefiere contar la historia antes que protagonizarla.
Fuente: Aftenposten