Melody resurge como diva absoluta en Antequera: “Al final las rosas se impondrán a las espinas”
La representante española en Eurovisión 2025 rompe su silencio musical con un concierto catártico, vestido festivalero incluido, y mensajes entre líneas para quienes “hablan sin saber”

Melody ha vuelto. Y no lo ha hecho por la puerta de atrás ni en tono menor, sino como se espera de una diva pop con dos décadas de carrera, un gorila en el currículum y una Eurovisión reciente con sabor agridulce. La cantante de Dos Hermanas eligió la feria de Antequera (Málaga) como escenario de su primer concierto tras su paso por el festival europeo en Basilea y, aunque hubo media hora de retraso, el espectáculo se convirtió en un desahogo emocional y sonoro de más de dos horas donde no faltaron ni pullas, ni cambios de vestuario, ni clásicos de su repertorio.
Porque sí, Melody está herida, pero no vencida. Lo dejó claro desde que apareció en el escenario con un ajustado mono rosa fucsia, dispuesta a improvisar, a entregarse “con los cinco sentidos” y a recordar que “las divas también bailan rumbas”. De hecho, abrió fuego con esa mezcla flamenca que tan bien maneja y que la conecta con el sur más festivo y honesto. Pero también hubo espacio para el dolor, las críticas y las flores. Especialmente para las flores.
Una «Esa diva» muy personal y con mensaje
En uno de los momentos más potentes de la noche, Melody se enfundó de nuevo el maillot plateado con el que representó a España en Eurovisión, y entonó su ya icónica Esa Diva con un mensaje que sonó a ajuste de cuentas:
“Hablar es muy fácil, pero nunca sabemos lo que hay detrás de cada persona. Esta canción está hecha no para desunir, criticar o dañar, sino para unir”.
Con la mirada seria pero serena, Melody explicó a los asistentes que ha vivido “días muy duros” desde el festival, acosada por críticas —en su mayoría de desconocidos— y malentendidos que, según confesó, probablemente nacen del no haberla querido entender. “Yo sigo siendo la misma de cuando empecé”, insistió ante una ovación cerrada del público, que no paró de gritarle “¡Diva!” y “¡Campeona!” desde los primeros minutos.
Y luego, la frase:
“La vida es un jardín de espinas y rosas, pero al final las rosas se impondrán a las espinas”.
Un dardo envenenado envuelto en poesía pop. Aplausos, vítores y lágrimas.
De gorilas, rumbas y libertad artística
Melody no se limitó a su nueva era. El concierto fue también un repaso por su historia personal y musical: Te digo adiós(2008), Dabadabadá (2003), hasta el inevitable momento “revival” con El Baile del Gorila, la canción que marcó a una generación y que aún levanta al respetable como si fuera la primera vez.
En total, más de dos horas de música en directo, con cuerpo de baile incluido, músicos en escena, varios cambios de ropa y una entrega absoluta en lo vocal, lo emocional y lo escénico. La cantante dejó claro que tiene voz, tablas y carácter para rato. Y aunque no todos entendieron su propuesta eurovisiva —ni dentro ni fuera de España—, ella ha decidido seguir siendo esa diva, con espinas, sí, pero también con muchas rosas.
Ahora le espera El Hormiguero, donde probablemente veamos a una Melody más televisiva, pero no menos directa. La cantante ha dejado claro que no se va a callar, y que su relato no lo va a escribir ninguna nota de prensa.
Fuente: La opinión de Málaga