Melody reaparece y señala a RTVE: «No me sentí dueña de mi actuación»

La esperábamos como agua de mayo, con más expectación que una fumata blanca papal. Tras una semana de silencio, Melody, nuestra abanderada en Eurovisión, reapareció ayer en una rueda de prensa conjunta con RTVE para dar explicaciones sobre su ausencia mediática tras el certamen. También aprovechó para hacer balance de su resultado en Basilea, que dejó un sabor de boca más que amargo entre eurofans, tanto dentro como fuera de España.
La cantante estuvo arropada por el director de RTVE, Sergio Calderón, la jefa de delegación Ana María Bordas y la directora de Comunicación, María Eizaguirre. Lo primero que dijo la sevillana fue que estaba «alucinando» con el impacto mediático que había causado la rueda de prensa. A continuación, confesó que su actuación fue “muy emocionante” y que se sentía orgullosa y satisfecha del trabajo realizado. Ana María Bordas corroboró sus palabras, destacando la potencia vocal de Melody y asegurando que estuvo impecable en todos los ensayos y en la final.
Aun así, Bordas admitió sentirse decepcionada con el resultado —un 24º puesto de 26—, asegurando que no reflejaba ni la calidad vocal de la artista ni el trabajo hecho sobre el escenario.
Melody tomó de nuevo la palabra para leer una carta en la que respondió a las preguntas que habían surgido durante su silencio. «Quiero dar las gracias a toda España, que se ha volcado conmigo de una manera increíble. Esa ‘Diva’ ha conseguido que todos vayamos a una a través de la música y el arte», declaró emocionada. Explicó que se había tomado unos días de descanso antes de reaparecer el lunes 26 de mayo. “No soy una artista polémica. Todo no ha sido un camino de rosas, pero ya había comunicado a mi equipo que necesitaba unos días de descanso. Estaba agotada. Quería ver a mi hijo, estar con mi familia, coger fuerzas. Me ha sorprendido que se haya generado tal revuelo y tantas especulaciones. Se habla mucho de conciliación laboral y familiar, pero parece que no se entendió que necesitaba unos días tranquilos en casa con mi bebé”.
En su carta no hubo ninguna alusión directa a la polémica con Israel, pero sí dejó clara su intención de centrarse en lo artístico: “Para mí, lo más importante es la música, el arte y respetar el espíritu de paz con el que nació Eurovisión”.
También quiso desmentir los rumores de un supuesto enfado en el camerino, lanzando un dardo a ciertos programas que difundieron la noticia: “No todo vale por la audiencia”. A renglón seguido, respondió —sin citarlo expresamente— al programa La Revuelta de La 1, criticando la “doble moral” que existe en torno a la salud mental y denunciando que su parón haya sido objeto de burlas.
Pero lo más contundente llegó cuando, en la ronda de preguntas con la prensa, Melody dejó una bomba con forma de dardo envenenado:
“La puesta en escena me parece que estaba muy bien, pero yo hubiese querido hacer una mucho más potente. Quiero dejar claro que, una vez gané el Benidorm Fest, la candidatura pasó a ser de RTVE. Yo podría haber hecho algo mucho más impactante”, declaró sin rodeos.
Al ser preguntada si había hecho algún tipo de autocrítica, la artista no titubeó… pero tampoco entonó el mea culpa. Todo lo contrario:
“Las autocríticas que tengo ahora son las mismas que tenía en su momento y las comenté con RTVE, pero no lo veían. Hay planos donde se pierde mucho de mi actuación. Hay momentos que no se aprecian. Hay cosas que he luchado y peleado, pero no estaban en mi mano. Todo el pueblo se ha volcado con la candidatura, pero también se ha juzgado si soy muy española o si algo no iba a gustar. Cambiamos la coreografía cinco veces, sin que hiciera falta. De toda esta candidatura, lo que menos me ha gustado es no haber podido ser yo misma ni mostrar toda mi capacidad como artista. Hay cosas que podrían haber sido ‘guau’. Pero si no me dejan… no puedo hacer nada”.
Entre las revelaciones más llamativas, Melody confesó que no vio los visuales de la puesta en escena hasta el primer ensayo y criticó que no se aceptaran sus propuestas.
“Se me dijo que no era llamativo o positivo salir desde arriba [como en el columpio del Benidorm Fest], y hemos visto que otros artistas sí salieron desde arriba. Me lo tragué. No pasa nada”, añadió con evidente ironía.
Finalmente, se le preguntó si volvería a Eurovisión. La respuesta fue ambigua pero clara: a corto plazo, no. Más adelante, quizás. Siempre y cuando el público lo desee… y bajo otras condiciones.
La reaparición de Melody no ha dejado indiferente a nadie. Su carta, su tono y, sobre todo, sus declaraciones dejan entrever una herida abierta entre artista y Corporación, en la que ambas partes parecen haberse sentido incomprendidas. RTVE, por su parte, defendió el trabajo realizado; Melody, sin ambages, lo cuestionó y lo hizo público. La cantante apeló al derecho al descanso, al respeto, y a la conciliación, pero lo hizo desde una posición en la que no termina de asumir responsabilidad alguna por el resultado.
La rueda de prensa deja muchas preguntas abiertas. ¿Falló la realización? ¿Falló la escenografía? ¿Falló la conexión con Europa? ¿Falló la artista? Lo único claro es que, una vez más, España sale de Eurovisión no solo con una mala posición, sino también con una resaca institucional y mediática de difícil digestión.
Y, aunque Melody insiste en que su candidatura ha unido a España, quizás lo que más ha unido ha sido la frustración compartida de haber perdido —otra vez— una oportunidad.
Mientras tanto, la gran pregunta sigue en el aire: ¿cuándo aprenderá RTVE que Eurovisión no es solo una gala televisiva, sino una maquinaria internacional que exige precisión, riesgo, carisma… y sobre todo, una idea clara desde el minuto uno?
Porque si algo ha dejado claro esta edición es que, cuando no hay dirección artística sólida, no hay diva que lo salve. Ni desde abajo… ni desde arriba.