La industria musical italiana planta cara a Sanremo: sin discos, solo quedarían los claveles

Parece que el idilio entre el Ayuntamiento de Sanremo y el Festival que lleva su nombre no atraviesa su mejor momento. Esta vez, quien levanta la ceja no es una estrella con resultados bajos en el televoto, sino nada menos que la FIMI, la Federazione Industria Musicale Italiana, que ha salido abiertamente en defensa de la RAI frente a las crecientes tensiones institucionales.
En declaraciones a la agencia ANSA, Enzo Mazza, CEO de FIMI, no se ha andado con rodeos:
“He mantenido hoy un encuentro con el consejero delegado de la RAI, Giampaolo Rossi, y coincidimos en la centralidad del servicio público y la industria musical en el Festival de la Canción Italiana. Es algo que el Ayuntamiento de Sanremo debería tener muy presente.”
¿Festival sin discográficas? Solo quedarían los maceteros
Mazza va más allá y lanza una advertencia nada velada:
“El Ayuntamiento debe activarse a nivel económico e infraestructural, o existe un riesgo real de desinversión por parte de quienes hacen posible el éxito del Festival.”
Una amenaza elegante, pronunciada con tono institucional, pero que lleva la carga de profundidad típica de las guerras frías culturales: sin apoyo municipal, los sellos podrían empezar a cerrar el grifo. Y ya lo dijo en abril:
“Sin la industria discográfica, en Sanremo solo quedarían las flores. El Festival sin música es una caja vacía.”
Una llamada al orden (y a la chequera)
El mensaje es claro: la música no es un extra decorativo en Sanremo, es el pilar que lo sostiene. Y si el Ayuntamiento quiere seguir beneficiándose de la repercusión internacional, los patrocinios y el turismo que genera el evento, haría bien en alcanzar pronto un acuerdo con la RAI y dejar de tensar la cuerda.
La FIMI no pide poco: exige compensaciones económicas significativas para las empresas musicales que sostienen el espectáculo. Porque sí, sin discográficas no hay hits, no hay artistas, y lo que queda es una postal sin sonido.
Lo que está en juego
A unos meses de que comience la maquinaria de Sanremo 2026, el pulso entre instituciones promete más giros que una final de covers. ¿Cederá el Ayuntamiento? ¿Aumentará la presión desde la industria? ¿Veremos a la RAI buscar alternativas fuera de la Riviera ligur?
Por ahora, una cosa está clara: sin acuerdo, Sanremo corre el riesgo de quedarse solo con las hortensias y la nostalgia.
Fuente: Davide Maggio