Italia y Alemania ponen el freno de mano: la guerra de Gaza amenaza con romper con la diplomacia de Eurovisión

Un festival bajo rehenes diplomáticos
La Eurovisión que “no es política” vuelve —cómo no— a convertirse en tablero de ajedrez. Según ha revelado Amir Alon, exintegrante de la delegación israelí, las radiotelevisiones públicas de Italia (RAI) y Alemania (ARD) habrían lanzado una advertencia a la Unión Europea de Radiodifusión: si Israel es expulsado sin una base jurídica sólida, nosotros apagamos la señal y nos vamos con todos nuestros millones a otra parte. Traducido del diplomático al castellano llano: cuidado con quitar una pieza del Big 5, que se desmorona el tablero… y la contabilidad.
Dos bandos y un reglamento escrito en confeti
La EBU se encuentra, otra vez, entre la espada y la nota aguda.
- Bloque procontinuidad: Italia, Alemania, Grecia, Chipre, Azerbaiyán, Suiza (anfitriona 2025) y Austria (anfitriona 2026) recuerdan que la cadena KAN cumple el reglamento y es independiente del gobierno de Netanyahu.
- Bloque proexclusión: Islandia y España lo han dicho sin rodeos. Eslovenia y “varios más” cuchichean lo mismo en voz baja.
La clave es la jurisprudencia eurovisiva: Rusia y Bielorrusia fueron vetadas porque sus televisiones públicas ejercían propaganda gubernamental. La EBU subraya que KAN, en cambio, mantiene cierto grado de autonomía editorial. Y ahí empieza la filigrana legal.
El reloj de Gaza marca diciembre
Todo apunta a que el destino de Israel se cocinará a fuego (muy) lento hasta la Asamblea General de diciembre. Si para entonces la guerra de Gaza ha cesado, los defensores de la permanencia podrán respirar; si sigue en titulares, hasta los amigos italianos y alemanes podrían quedarse sin voz (y sin voto) para justificar su apoyo en público.
Para más suspense, la EBU aclara que cualquier expulsión solo valdría un año. O sea, un castigo de espaldarazo simbólico y logística diabólica: cambiar escaletas, rehacer semifinales y redistribuir votos de jurados en tiempo récord. Un puzle que la organización querría evitar, salvo que la presión política haga imposible sostener la neutralidad de cartón piedra.
¿Juego de tronos o festival de la canción?
Si Italia y Alemania se plantan, la EBU perdería dos de sus chequeras más boyantes —literalmente, los que pagan gran parte del tinglado. Con ellas desaparecerían parte del presupuesto que sufraga escenarios LED de medio kilómetro y honorarios de presentadores que pronuncian “good evening Europe” sin despeinarse.
Para Israel la lucha es existencial: KAN alega cumplir cada coma del reglamento, subraya su independencia y, de paso, recuerda que expulsar a la única televisión pública de Oriente Próximo “plural” sería un gol en propia puerta de la marca Eurovisión. Para el bloque contrario, no se trata de KAN, sino de la imagen global de un país en guerra retransmitida en prime time.
¿Y ahora qué?
- Escenario 1 (guerra amortiguada): Israel sigue, la EBU respira y todos discuten sobre la escenografía de turno.
- Escenario 2 (guerra enquistada): votación de exclusión, Italia y Alemania amenazan con marcharse… y el mayor show musical de Europa descubre que el confeti también duele cuando cae sobre la diplomacia.
Hagan sus apuestas, señores: esta temporada Eurovisión puede costar algo más que un mal estribillo. Porque, al fin y al cabo, ningún ventilador escénico es lo bastante grande para esconder un conflicto armado.
Fuentes: N12- Eurovisionfun