AVROTROS rompe con Eurovisión 2026: Países Bajos no competirá por “incompatibilidad de valores”

Sarah Louise Bennett (EBU)

Países Bajos se baja del escenario antes de que empiece la música. AVROTROS ha decidido no participar en Eurovisión 2026, un movimiento que no llega por sorpresa dentro del sector, pero sí marca un antes y un después en la relación del país con el festival.

La decisión no se ha tomado en caliente: al contrario, llega tras un proceso largo, incómodo y casi quirúrgico. La radiodifusora neerlandesa ha consultado a todo el mundo con algo que decir —desde la embajada de Israel hasta Amnesty International, pasando por la UER, otros entes públicos europeos, órganos internos y miles de fans que se manifestaron por correo, por redes y por donde pudieron—. Con todo ese ruido y todas esas voces, AVROTROS ha llegado a la conclusión de que participar este año sería incompatible con los valores públicos que está obligada a defender.

La NPO, por cierto, respalda plenamente la decisión.

Un año de tensión y señales de alarma

El 12 de septiembre de 2025 ya se intuía por dónde iban los tiros. En aquel momento, AVROTROS advirtió públicamente que el sufrimiento humanitario en Gaza, la falta de libertad de prensa y la injerencia política en la última edición del festival chocaban frontalmente con principios que considera fundamentales.

Según el ente neerlandés, permitir la participación de KAN, la radiotelevisión israelí, en 2026 significaría mirar hacia otro lado. Y las emisoras públicas, por mucho que algunos lo olviden, tienen obligaciones éticas que superan lo audiovisual.

La UER responde… pero no convence

La UER ha reconocido que sí hubo interferencia política en la última edición del certamen. También ha prometido nuevas medidas para evitar que vuelva a ocurrir.
Pero una cosa es anunciar reformas y otra borrar lo que ya sucedió.

Y este viernes, durante la Asamblea General, llegó el punto crítico: Israel fue autorizado a participar en Eurovisión 2026. Al mismo tiempo, quedó patente que Países Bajos no está solo en sus dudas. Varias emisoras europeas expresaron preocupación por la supuesta “neutralidad” del festival, un concepto que últimamente parece necesitar tantas comillas como advertencias de seguridad.

Una línea que no se puede cruzar

Para AVROTROS, lo ocurrido el último año ha sobrepasado límites que no se pueden deshacer con una nota de prensa o un par de ajustes reglamentarios.
El contexto en Gaza sigue siendo extremadamente delicado, y el ente neerlandés considera que no existe una mejora estable y significativa que justifique la participación.

“Una decisión muy difícil”

Taco Zimmerman, director general de AVROTROS, no ha intentado sonar triunfal ni solemne. Ha sido directo, casi incómodo en su honestidad:

“El festival es valioso para nosotros. La cultura une, pero no a cualquier precio. Lo que pasó este último año superó nuestros límites. Valores universales como la humanidad y la libertad de prensa fueron gravemente vulnerados y no son negociables. La injerencia política demostró que la independencia y el carácter unificador del festival ya no pueden darse por garantizados. Tenemos la responsabilidad de mantenernos fieles a nuestros valores, incluso cuando resulta difícil o incómodo.”

Es el tipo de declaración que no se da si no ha habido noches sin dormir detrás.

¿Y ahora qué para el público neerlandés?

Aunque AVROTROS se aparta de la competición y tampoco retransmitirá el festival, los espectadores de Países Bajos no se quedan sin Eurovisión.
La NPO garantizará la emisión en 2026, de modo que la audiencia podrá seguir el certamen desde casa, aunque sin delegación neerlandesa en Viena.

La retirada neerlandesa llega además en un contexto cada vez más tenso dentro de la UER. España ya ha anunciado que no participará. Otros países muestran dudas.
Eurovisión 2026 huele a tormenta política meses antes de que se seleccione la primera canción.

Fuente: AVROTROS

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