Göran Fristorp: Un Adiós al Artista que Hizo del Verano una Melodía Eterna

El mundo de la música sueca despide a uno de sus hijos más queridos, Göran Fristorp, quien falleció a los 76 años tras una larga lucha contra el cáncer de hígado. Conocido por su inconfundible voz y su habilidad para convertir las palabras en poesía musical, Fristorp deja un legado que resuena más allá de las fronteras de Suecia.
Göran Fristorp nació en Örebro en 1948, en el corazón de una familia donde la música no solo se escuchaba, sino que se vivía. Desde muy joven, encontró en la guitarra y en la canción su forma de expresarse, estudiando música en la escuela folclórica de Piteå y perfeccionando su arte en la Musikhögskolan de Gotemburgo. Sus primeras incursiones en la música lo vieron tocar en bandas de baile, pero el destino le tenía reservada una carrera que lo llevaría a escenarios mucho más grandes.
En 1973, junto a Claes af Geijerstam, formó el dúo Malta, con el cual ganó el prestigioso Melodifestivalen con la inolvidable canción Sommarn som aldrig säger nej (El verano que nunca dice no). Esta victoria les otorgó el honor de representar a Suecia en el Festival de Eurovisión en Luxemburgo, donde alcanzaron un respetable quinto lugar. Para muchos suecos, esa canción no solo fue un éxito en las listas, sino que se convirtió en un símbolo de los veranos nórdicos, cortos pero intensos, llenos de luz y vida.
A pesar del éxito, Malta fue una estrella fugaz, y Fristorp decidió seguir su camino en solitario, lo que dio como resultado una prolífica carrera musical que se extendió por varias décadas. Lanzó álbumes con regularidad durante los años 80 y 90, incluyendo una grabación de salmos en 1989 que mostró su versatilidad como intérprete y su capacidad para conectar con el alma de su audiencia. Su talento para interpretar y dar vida a las palabras de poetas como Nils Ferlin y Evert Taube lo hizo aún más querido, especialmente en Noruega, donde su popularidad fue significativa.
La vida de Fristorp estuvo marcada por su amor por la música y su capacidad para adaptarse a diferentes estilos y géneros, lo que le permitió mantener su relevancia en la industria a lo largo de los años. En 2018, lanzó su último álbum, un trabajo introspectivo donde puso música a los poemas de Johannes Edfelt, un proyecto que reflejaba su constante búsqueda de nuevas formas de expresión artística.
En 2020, recibió el diagnóstico de cáncer de hígado, una enfermedad que había padecido sin saberlo durante mucho tiempo. Aunque fue un golpe duro para su familia y amigos, Göran lo enfrentó con la misma serenidad que siempre lo caracterizó. “El entorno probablemente encontró más difícil recibir la noticia que yo; estaba bastante tranquilo,” dijo en una entrevista, reflejando el profundo sentido de paz con el que aceptó su destino.
Fristorp pasó sus últimos años entre Tailandia y Suecia, un reflejo de su espíritu libre y aventurero. Al final, regresó a su tierra natal, donde encontró consuelo rodeado de sus seres queridos.
Göran Fristorp no solo deja un legado musical, sino también una lección de vida. Fue un hombre que supo encontrar la belleza en lo simple, y que convirtió cada nota en una expresión de amor y humanidad. Su voz, que una vez llenó de alegría los veranos suecos, seguirá resonando en los corazones de quienes tuvieron el privilegio de escucharlo.
Fuente: Aftonbladet