Eurovisión defiende su sistema de votación: “Ocho ojos y cero trampas”

Tras los ecos de la tormenta post-Eurovisión 2025, la Unión Europea de Radiodifusión (UER) ha decidido dar un golpe sobre la mesa (con guante blanco, por supuesto). En una extensa carta abierta, Martin Green, director del certamen, ha salido a defender con uñas, dientes y un batallón de expertos el criticado sistema de votación del festival, ahora en el punto de mira de varias televisiones públicas europeas, entre ellas la noruega NRK.
“No hay fallo posible”, viene a decir la misiva —eso sí, con el tono cortés de un diplomático suizo—. Y lo cierto es que el despliegue que describe es digno de una operación de la OTAN: 60 personas en Colonia, otras cuantas en Viena y Ámsterdam, múltiples sistemas de respaldo, vigilancia en tiempo real, y un “principio de los ocho ojos” supervisando cada resultado. Porque, como todos sabemos, cuatro pares de ojos ven más que uno… aunque solo uno firme el acta final.
El texto aprovecha para felicitar al ganador JJ, que al parecer no tiene culpa de nada. “Que no se nos olvide: su victoria fue épica”, subraya Green, no sea que entre tanta acusación alguien termine creyendo que el joven austriaco se llevó el micrófono de cristal por arte de magia (o por un par de comunidades muy activas en línea).
Eso sí, la UER no niega la realidad: existe una cierta “movilización natural” de comunidades y diásporas. Vamos, que hay países con fandoms capaces de colapsar líneas telefónicas y billeteras digitales con la fe de un clero medieval. ¿Injusto? Quizá. ¿Evitable? No tanto.
Y como muestra de apertura al debate, el director menciona posibles mejoras: ¿se deben limitar aún más los votos por persona? ¿Debe revisarse el tipo de promoción permitido? ¿Estamos todos de acuerdo en qué significa “proporcional”? Son preguntas abiertas, lanzadas al viento con la elegancia del que promete una reflexión sin necesariamente prometer cambios.
Para despejar todas las dudas (o simplemente marear la perdiz con estilo), se anuncia como cada año una revisión técnica en junio. Una costumbre tan eurovisiva como los vestidos brillantes o los votantes que se creen jurado profesional.
La conclusión es clara: Eurovisión no es perfecto, pero está auditado. Y lo que no está claro del todo… es que eso nos tranquilice.
Fuente: Eurovision.tv